Los grandes poderes ocultos de la mente humana, parecido a otros modelos de fenómenos paranormales, no se han podido explicar ni desde el momento en que aparecieron y tampoco hoy dia. Es en exclusiva la fe, lo que nos hace creer o no creer en paranormal.
Si sigues leyendo te mostrare un conocido relato que hace referencia al tema de los fenómenos paranormales. El primer de los contactos Marisa era soltera y tenía con su padre una buena relación , que era su confidente y mejor amigo. Hasta el momento que el padre murió, a las 8 de la tarde, hace ya algunos años. Al otro día del entierro, a las 8 de la tarde, Marisa pudo sentir con gran intensidad la presencia de su padre, una neblina inquietante invadió el piso. Este extraño fenómeno se repitió durante 40 días.
La señorita Marisa, angustiada, salía siempre de casa porque pensaba que su padre se la quería llevar con él al otro lado. Cierto día, una llamada telefónica despertó a Marisa sobre las tres de la madrugada. Cuando descolgo el auricular, Marisa pudo reconocer la inconfundible voz de su padre. "Marisa", llamó su padre. "Papá, ¿cómo estás?”, le preguntó Marisa. "Estupendamente bien", le contestó el padre, utilizando una de sus expresiones preferidas. Lo siguiente, fue que su padre intentó calmarla con un tono de voz y unas palabras que, a por el juicio de Marisa, eran genuinamente suyas y no admitían ninguna imitación posible. Marisa aun recuerda que lo que le impresionó más fue el silencio de fondo que percibía en el lugar desde donde llamaba el padre. "Era un silencio lleno, un silencio inmensamente profundo, un silencio sonoro". "¿Quieres que despierte a mamá?", le preguntó ella. "No, deja dormir a tu madre. Me encuentro perfectamente", contestó el padre. Entonces a Marisa se le ocurrió pensar: "¿Dónde?". Y el padre, como si pudiese oír sus pensamientos, le contó: "Es un lugar muy hermoso, indescriptible, inimaginable". A continuación, su padre le explico que tenía que irse y la voz calló. Marisa siguió un buen rato conectada a aquella inmensidad silenciosa y densa que se extendía al otro lado del auricular. Lo que recuerda Marisa a continuación es que se le cayó el teléfono de la mano. Pensó que se había vuelto loca y dejó el teléfono descolgado, mientras se metía en la cama y se cubría la cabeza con las sábanas.
Al otro día, cuando despertó, el teléfono seguía descolgado, como prueba de lo ocurrido el día anterior. al cabo de algunos sucesos misteriosos y extraños, Marisa le pidió a su padre una prueba indiscutible de su vida después de la muerte. Marisa acababa de rellenar, por primera vez en su vida y guiándose por la intuición la quiniela hípica de una carrera que iba a celebrarse al día siguiente, domingo, y le propuso a su padre que le permitiera ganar 110.000 ptas, que era la cantidad exacta a la que ascendía una deuda pendiente. Para que no existieran dudas, y como testimonio del reto lanzado a su padre, hizo partícipe de la historia a una psiquiatra amiga suya. Al día siguiente, las dos amigas se reunieron frente al televisor dispuestas a seguir la carrera, que era retransmitida en directo por Televisión Española. Marisa acertó en el ganador de la primera carrera.
Y en la segunda carrera también acertó el ganador, la tercera, la cuarta y la quinta. La excitación de las dos amigas era extraordinaria. Sólo faltaba la última carrera. Pero, en esta ocasión, el caballo por el que Marisa había apostado quedó en segundo lugar, a unos centímetros del ganador. Marisa se conformó; pensó que, al menos, iba a percibir alguna pequeña cantidad. Súbitamente, la amiga llegó corriendo a su encuentro para darle una sorprendente noticia: se acababa de anunciar que el resultado de la última prueba había sido invalidado provisionalmente en espera de un veredicto definitivo, ya que existían dudas razonables sobre quién había sido el vencedor final.
El fin de la historia de los fenómenos paranormales
Al final y para terminar el relato de fenómenos paranormales, los jueces fallaron de nuevo: El caballo de Marisa resulto vencedor por muy poco. Y el esperado premio de la quiniela equina fue precisamente justo las 110.000 ptas, ni una más ni una menos. Como comenta Marisa: "Mi padre siempre ha sido un rácano, nunca ha soltado una peseta de más".
Las dotes psíquicas de Marisa es además una persona que posee ciertos dotes psíquicos. Unos pocos años después de los sucesos que aquí se han relatado, un amigo de Marisa murió al caer de un quinto piso. Algunas noches después, Marisa tuvo un sueño en relacion con ese suceso. Era un sueño tan autentico que pareció real: soñó con un tío suyo fallecido (que tenía el mismo nombre que su amigo muerto). Marisa estaba con él e intentaba enchufar un secador de peluquería que no funcionaba (su amigo era peluquero). De repente, se encontró mal. Sentía unos martillazos en su cabeza que la obligaron a despertarse.
Justo al abrir los ojos e incorporarse, pudo ver a su amigo muerto a medio metro de Marisa. El amigo fallecido al ver que estaba aterrorizada, le comentó: "No quería asustarte, sólo venía a despedirme". Y, radiante, encarnado en su cuerpo de luz, atravesó la pared y se fue. Marisa intentó averiguar qué ropa llevaba su amigo el día de su muerte. Descubrió que vestía un pantalón crema y una camisa a motas; era la misma ropa que llevaba el día que se le apareció en la habitación. Finalmente, Marisa tuvo también la videncia de la muerte de un sobrino suyo en la piscina de su casa, hecho que se cumplió unos años mas tarde.
Si sigues leyendo te mostrare un conocido relato que hace referencia al tema de los fenómenos paranormales. El primer de los contactos Marisa era soltera y tenía con su padre una buena relación , que era su confidente y mejor amigo. Hasta el momento que el padre murió, a las 8 de la tarde, hace ya algunos años. Al otro día del entierro, a las 8 de la tarde, Marisa pudo sentir con gran intensidad la presencia de su padre, una neblina inquietante invadió el piso. Este extraño fenómeno se repitió durante 40 días.
La señorita Marisa, angustiada, salía siempre de casa porque pensaba que su padre se la quería llevar con él al otro lado. Cierto día, una llamada telefónica despertó a Marisa sobre las tres de la madrugada. Cuando descolgo el auricular, Marisa pudo reconocer la inconfundible voz de su padre. "Marisa", llamó su padre. "Papá, ¿cómo estás?”, le preguntó Marisa. "Estupendamente bien", le contestó el padre, utilizando una de sus expresiones preferidas. Lo siguiente, fue que su padre intentó calmarla con un tono de voz y unas palabras que, a por el juicio de Marisa, eran genuinamente suyas y no admitían ninguna imitación posible. Marisa aun recuerda que lo que le impresionó más fue el silencio de fondo que percibía en el lugar desde donde llamaba el padre. "Era un silencio lleno, un silencio inmensamente profundo, un silencio sonoro". "¿Quieres que despierte a mamá?", le preguntó ella. "No, deja dormir a tu madre. Me encuentro perfectamente", contestó el padre. Entonces a Marisa se le ocurrió pensar: "¿Dónde?". Y el padre, como si pudiese oír sus pensamientos, le contó: "Es un lugar muy hermoso, indescriptible, inimaginable". A continuación, su padre le explico que tenía que irse y la voz calló. Marisa siguió un buen rato conectada a aquella inmensidad silenciosa y densa que se extendía al otro lado del auricular. Lo que recuerda Marisa a continuación es que se le cayó el teléfono de la mano. Pensó que se había vuelto loca y dejó el teléfono descolgado, mientras se metía en la cama y se cubría la cabeza con las sábanas.
Al otro día, cuando despertó, el teléfono seguía descolgado, como prueba de lo ocurrido el día anterior. al cabo de algunos sucesos misteriosos y extraños, Marisa le pidió a su padre una prueba indiscutible de su vida después de la muerte. Marisa acababa de rellenar, por primera vez en su vida y guiándose por la intuición la quiniela hípica de una carrera que iba a celebrarse al día siguiente, domingo, y le propuso a su padre que le permitiera ganar 110.000 ptas, que era la cantidad exacta a la que ascendía una deuda pendiente. Para que no existieran dudas, y como testimonio del reto lanzado a su padre, hizo partícipe de la historia a una psiquiatra amiga suya. Al día siguiente, las dos amigas se reunieron frente al televisor dispuestas a seguir la carrera, que era retransmitida en directo por Televisión Española. Marisa acertó en el ganador de la primera carrera.
Y en la segunda carrera también acertó el ganador, la tercera, la cuarta y la quinta. La excitación de las dos amigas era extraordinaria. Sólo faltaba la última carrera. Pero, en esta ocasión, el caballo por el que Marisa había apostado quedó en segundo lugar, a unos centímetros del ganador. Marisa se conformó; pensó que, al menos, iba a percibir alguna pequeña cantidad. Súbitamente, la amiga llegó corriendo a su encuentro para darle una sorprendente noticia: se acababa de anunciar que el resultado de la última prueba había sido invalidado provisionalmente en espera de un veredicto definitivo, ya que existían dudas razonables sobre quién había sido el vencedor final.
El fin de la historia de los fenómenos paranormales
Al final y para terminar el relato de fenómenos paranormales, los jueces fallaron de nuevo: El caballo de Marisa resulto vencedor por muy poco. Y el esperado premio de la quiniela equina fue precisamente justo las 110.000 ptas, ni una más ni una menos. Como comenta Marisa: "Mi padre siempre ha sido un rácano, nunca ha soltado una peseta de más".
Las dotes psíquicas de Marisa es además una persona que posee ciertos dotes psíquicos. Unos pocos años después de los sucesos que aquí se han relatado, un amigo de Marisa murió al caer de un quinto piso. Algunas noches después, Marisa tuvo un sueño en relacion con ese suceso. Era un sueño tan autentico que pareció real: soñó con un tío suyo fallecido (que tenía el mismo nombre que su amigo muerto). Marisa estaba con él e intentaba enchufar un secador de peluquería que no funcionaba (su amigo era peluquero). De repente, se encontró mal. Sentía unos martillazos en su cabeza que la obligaron a despertarse.
Justo al abrir los ojos e incorporarse, pudo ver a su amigo muerto a medio metro de Marisa. El amigo fallecido al ver que estaba aterrorizada, le comentó: "No quería asustarte, sólo venía a despedirme". Y, radiante, encarnado en su cuerpo de luz, atravesó la pared y se fue. Marisa intentó averiguar qué ropa llevaba su amigo el día de su muerte. Descubrió que vestía un pantalón crema y una camisa a motas; era la misma ropa que llevaba el día que se le apareció en la habitación. Finalmente, Marisa tuvo también la videncia de la muerte de un sobrino suyo en la piscina de su casa, hecho que se cumplió unos años mas tarde.
ta´ bkn
ResponderEliminarta´ pulontesoski
ResponderEliminarmee gustan los´ fenómenos paranormales
ResponderEliminarW Y