Un cinturón Van Allen extra ha sido descubierto por científicos de la NASA, estos cinturones han sido estudiados desde hace algunos meses desde que se enviaron dos sondas gemelas en el mes de Agosto de 2012 las cuales fueron denominadas sondas Van Allen, al igual que el nombre de los cinturones Van Allen, en honor a su descubridor James Van Allen que se percato de la existencia de estos cinturones alrededor de la Tierra en 1958.
Los cinturones Van Allen son cinturones que se encuentran en las últimas capas de la atmósfera terrestre, los cinturones se componen de partículas que son cargados de electricidad por el golpeo de los rayos cósmicos y vientos solares, estas partículas después de ser cargadas de electricidad caen siendo retenidas en un cinturón Van Allen, esto es más o menos lo que se cree. Pero el problema es que estos cinturones son peligrosos y amenazan los satélites que orbitan la Tierra, por este motivo se estudian, ya que la formación de estos anillos de radiación preocupan bastante por el daño que pueden ocasionar en las comunicaciones y en los satélites GPS.
Las sondas de la NASA lanzadas en Agosto de 2012 captaron dos anillos Van Allen, pero sorprendentemente se pudo detectar un tercer anillo en septiembre de 2012 del cual no se tenía constancia hasta la fecha, los científicos que seguían las sondas, creyeron que podría tratarse de un fallo del instrumental, pero eso no fue así, una de las llamaradas solares expulsadas por el Sol, golpeo contra el cinturón Van Allen extra destruyéndolo casi por completo. Este anillo extra salvo a la Tierra de que la llamarada procedente del Sol afectara de forma más dañina a la Tierra y sus comunicaciones por satélite, aunque fue destruido practicamente por completo los científicos creen que este cinturón Van Allen extra se suele formar bastante a menudo lo que resulta un escudo de protección extra para las llamaradas procedentes del Sol.
De todos modos se siguen estudiando, ya que todavía quedan muchos enigmas en torno a la creación natural de estos cinturones, que a su vez son peligrosos para los satélites de comunicación, pero también ayudan a que las erupciones solares de hasta cierta magnitud no pueda ocasionar daños más graves a la Tierra.
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